El desafío de combatir el consumo de drogas ilegales en el escenario de las fiestas electrónicas
Mientras la lucha contra el narcomenudeo se ve obstaculizada por el uso de plataformas digitales como Telegram, la educación y la concientización emergen como armas claves para garantizar seguridad y la salud de los jóvenes
Durante la noche del 16 de abril de 2016, las luces brillaban y la música electrónica resonaba fuerte en el complejo de Costa Salguero donde se celebraba “Time Warp”. Sin embargo, detrás del festejo se ocultaba otra realidad: un lugar con poca ventilación, sobrecargado de personas y en condiciones adversas que crearon un escenario letal. Cinco jóvenes perdieron la vida y muchos otros sufrieron graves consecuencias debido al consumo de drogas sintéticas como éxtasis y LSD. La llegada tardía de las ambulancias sólo agravó la situación, lo que reveló falencias en la organización del evento. La tragedia de Time Warp expuso el oscuro entramado de las fiestas electrónicas, revelando un submundo clandestino de consumo de drogas ilegales que desafía la seguridad y la salud de los jóvenes. ¿Qué esconde este ambiente que despierta curiosidad y preocupación a partes iguales? ¿Cómo se obtienen las drogas que circulan en estos eventos? ¿Y cuál es el papel de las autoridades en prevenir tales desastres? Las respuestas a estas preguntas son esenciales para evitar que algo así vuelva a suceder.
Evento Time Warp en Costa Salguero
En la actualidad, los jóvenes que participan de la movida electrónica presentan una visión transgresora que desafía los prejuicios morales sobre las drogas ilegales, adoptando una mirada abierta y sin prejuicios hacia ellas. Frente a este paradigma, Telegram y otras plataformas digitales actúan como facilitadores silenciosos, al permitir que las sustancias ilícitas circulen de manera veloz y discreta entre los asistentes.
La dinámica es simple y efectiva: mediante códigos encubiertos, los usuarios pueden solicitar drogas, desde éxtasis hasta cocaína, con la misma facilidad con la que piden una pizza. Esta accesibilidad desafía los esfuerzos de las autoridades para controlar el tráfico en eventos masivos, donde la regulación se ve superada por métodos innovadores de distribución. “En Telegram ya tenés un problema que es que en Argentina no tenés un representante legal”, explicó Enrique Dutra, especialista en seguridad informática.
Durante la pandemia de 2020-2021, Telegram ganó popularidad debido a sus ventajas para vendedores y consumidores, al ser vista como una plataforma más segura y menos sujeta a la vigilancia estadounidense. Esta percepción impulsó su uso para transacciones discretas, como la venta de drogas, sin el rastreo que es accesible a través de WhatsApp. “Tanto el vendedor como el comprador se benefician porque no es traceable, no lo podés rastrear. Te enmascara totalmente la persona”, añadió Dutra.
Por su parte, Leandro Favaro, fiscal de estupefacientes de Mar del Plata, señaló que la información que se encuentra en Telegram viaja encriptada, lo que complica significativamente las investigaciones, de modo que para interpretarlas, sería necesario hackear teléfonos, una tarea costosa para delitos menores.
En este escenario, el papel de las autoridades se torna crucial pero el contexto hace que sus tareas se vuelvan cada vez más complejas. Favaro mencionó que la complicidad policial agrava el problema, ya que la información oficial disponible es limitada en comparación con lo que circula en la calle. “Una cosa es lo que se comercializa en la calle y otra cosa es la información que nosotros podemos hacernos como fuente oficial. Yo creo que no debe llegar ni al 5% o al 10% lo que nosotros tenemos, lo que logramos secuestrar y lo que circula en la calle. Y creo que estoy dando números bastante favorables”, explicó el fiscal.
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Si bien existen controles y según Favaro, “inevitablemente deben hacerse”, en realidad, no son de mucha utilidad para combatir el narcomenudeo o el narcotráfico. El único punto a favor que tienen es que ayudan a testar el material estupefaciente que se encuentra circulando en la ciudad a partir de un escáner que realiza el testeo en el momento. En este sentido, Ignacio Cichello, Secretario de Lucha Contra el Narcotráfico, destacó la identificación de la venta al menudeo, a partir de la cual, organizaciones criminales pequeñas facilitan la distribución de drogas ilegales utilizando métodos como aplicaciones de delivery. De esta manera, utilizan medios existentes que incluso les lavan responsabilidades y que los ayudan al llevarle el producto al consumidor.
Narcomenudeo
En un contexto de políticas insuficientes contra el narcomenudeo, surgieron organizaciones como PAF (Proyecto de Atención en Fiestas) y ARDA (Asociación de Reducción de Daños de Argentina), enfocadas en la prevención y educación en eventos nocturnos. Estas entidades promueven la seguridad y la reducción de riesgos, optando por la concientización en lugar de la denuncia o la penalización. “Deberíamos ir hacia una política mundial de regulación estatal de las drogas. De esa manera sería la única forma de resolver el narcotráfico”, destacó Gustavo Zbuczynski, presidente de ARDA. A través de campañas y talleres en eventos, informan a los jóvenes sobre los peligros y ofrecen herramientas como el testeo de pastillas, que les permite obtener la información básica sobre el contenido de las sustancias que están consumiendo. “Cuando nosotros vamos a las fiestas, la gente se siente cuidada porque no juzgamos a nadie, sino que estamos ahí para contenerlos y ayudarlos. Cuando se les dan las herramientas para que tengan información, la gente la utiliza”, señaló Juan Manuel Belvedere, coordinador general de PAF.
Centro de atención de PAF
De esta manera, durante los últimos años, tomaron protagonismo aquellas entidades y políticas que se enfocan en regular la demanda y priorizar un consumo consciente y cuidadoso. Un estudio del Observatorio Argentino de Drogas revela que el uso de drogas entre jóvenes de 18 a 25 años no está limitado a un sector social o barrio específico. Sin embargo, la ingesta de estupefacientes se entrelaza con factores de vulnerabilidad como el estado emocional, la información sobre las sustancias y la presencia de adultos de confianza. Si bien el grupo de amigos es visto como un espacio protector, el estudio también señala riesgos significativos, incluyendo agresiones, violencia, abuso sexual y la falta de atención médica adecuada en entornos de consumo problemático.
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A pesar de la importancia que tiene la educación y concientización en los jóvenes para lograr un consumo cuidadoso, una de las principales limitaciones que enfrenta el Estado en la actualidad es la falta de presupuesto. Silvia Cabrerizo, toxicóloga en el Sanatorio Anchorena San Martín, enfatizó sobre la necesidad de la prevención y la educación temprana, ya que observa una desinformación generalizada tanto en adolescentes como en adultos sobre los riesgos del consumo de drogas. “Cuando voy a los colegios y hablo con los egresados llego tarde porque ya están envueltos en la problemática. Siempre siento que se puede empezar a hablar desde más chicos”.
A la luz de las revelaciones sobre el oscuro entramado de las fiestas electrónicas, es evidente que la problemática va más allá de la simple transacción de sustancias. La complejidad de la situación, agravada por la falta de regulación efectiva en plataformas digitales como Telegram, plantea desafíos significativos para las autoridades y profesionales involucrados. Frente a este escenario, se requiere de una perspectiva integral que combine medidas legales, educativas y de concientización para abordar tanto la oferta como la demanda de sustancias. Solo a través de un enfoque colaborativo y multifacético se podrá enfrentar de manera efectiva el consumo de drogas ilegales en fiestas electrónicas, protegiendo la salud y la seguridad de los jóvenes.