Descifrando el enigma: El mundo del consumo en las fiestas electrónicas
Nos sumergimos en el universo de las fiestas electrónicas junto a Felipe Vitola, periodista de Vía País, quien arroja luz sobre el preocupante fenómeno del consumo de drogas entre los jóvenes en fiestas de este tipo. Vitola comparte su experiencia y reflexiones sobre este tema, abogando por un enfoque más empático y menos moralizador por parte de los medios de comunicación
En el escenario de las fiestas electrónicas, las luces, el goce y la música, ocultan una realidad más oscura: el consumo de drogas entre los asistentes a las fiestas. Para adentrarnos en este intrigante territorio, nos sumergimos en una entrevista exclusiva con Felipe Vitola, un periodista cuya curiosidad y compromiso lo llevaron a explorar las profundidades de esta problemática para Vía País.
Felipe Vitola, Editor de Vía País y periodista dedicado al mundo de las drogas y la música electrónica.
El interés de Vitola por este tema no surgió de la nada: fue el producto de una confluencia de experiencias personales y profesionales. Como amante de la música electrónica, había sido testigo de situaciones alarmantes relacionadas con el consumo de drogas en eventos de este tipo desde una edad temprana. Sin embargo, fue su experiencia en el Ultra Music Festival en Miami lo que lo llevó a cuestionar más a fondo sobre esta cuestión. Allí, mientras observaba a una joven desmayarse debido al consumo de sustancias, se vio confrontado con la cruda realidad de los peligros ocultos tras las luces de neón y los beats ensordecedores.
"Es un debate que se tapa con la mano, aunque es evidente para todos, pocos están dispuestos a ponerlo sobre la mesa", reflexionó Vitola durante nuestra entrevista. Este tabú en torno al consumo de drogas en las fiestas electrónicas, según él, se extiende desde las productoras de eventos hasta los propios asistentes, quienes a menudo prefieren ignorar los riesgos asociados con el consumo irresponsable de sustancias.
A su vez, Vitola reveló propias preocupaciones sobre el consumo de drogas en las fiestas electrónicas. Entre ellas, destacó el aumento del consumo entre jóvenes y la falta de conciencia sobre los riesgos asociados. El acceso fácil a sustancias a través de plataformas como Telegram ha contribuido a esta tendencia, aunque el periodista señaló que la responsabilidad no recae únicamente en estas redes, sino también en la cultura de la banalización del consumo de drogas.
En una era donde la información es abundante pero la conciencia es escasa, Vitola aboga por un enfoque más empático y menos moralizador por parte de los medios de comunicación al abordar este tema. "En lugar de juzgar a los consumidores", explicó, "debemos buscar comprender los riesgos involucrados y promover una mayor conciencia sobre la diversidad de experiencias y perspectivas en torno al consumo de drogas en las fiestas electrónicas".
Además, Vitola compartió su visión sobre cómo podría mejorar la seguridad en los eventos. Destacó la importancia de que los asistentes comprendan qué están consumiendo y abogó por una mayor transparencia en cuanto a la calidad y los riesgos de las sustancias disponibles. También expresó preocupación por la sobresaturación de eventos y la falta de control en lugares abarrotados, sugiriendo que un enfoque más cuidadoso en la gestión del espacio y la capacidad podría reducir los riesgos para los participantes. “Temo que pase una situación parecida a la de la Time Warp”, señaló el periodista.
La investigación de Vitola no solo nos ofrece una mirada penetrante a las sombras del mundo de la música electrónica, sino que también nos desafía a confrontar una realidad incómoda y a buscar soluciones que promuevan la seguridad y el bienestar de todos los asistentes a estos eventos. En un mundo donde la música y la cultura se entrelazan de manera tan íntima, es imperativo que no perdamos de vista los peligros que acechan en las sombras.
​
Un cambio de paradigma: ¿Cómo la perspectiva de reducción de riesgos y daños ayuda a hacer de las fiestas electrónicas, un espacio más seguro?
Hablamos con Juan Manuel Belvedere, el coordinador general de PAF (Prevención, Asistencia y Formación), para sumergirnos en el consumo de drogas en las fiestas electrónicas. Juan, nos cuenta cómo su mirada está cambiando el juego, promoviendo la seguridad y el bienestar en cada fiesta.
Prevención, Asistencia y Formación
En los últimos años, el enfoque hacia el consumo de drogas está experimentando un cambio significativo, alejándose del prohibicionismo tradicional hacia un enfoque más centrado en la reducción de riesgos y daños. En este contexto, organizaciones como PAF (Prevención, Asistencia y Formación) surgieron como actores clave en la promoción de la salud y la seguridad en entornos de ocio nocturno y festivales de música electrónica.
​
Fundada en respuesta a la tragedia en Time Warp en 2016, PAF se dedica a proporcionar información, asistencia y servicios de salud para minimizar los riesgos asociados al consumo de drogas recreativas. Con un enfoque basado en la evidencia y la colaboración comunitaria, PAF se convirtió en un referente en la reducción de riesgos relacionados con el uso de sustancias psicoactivas en Argentina. En esta entrevista, Juan Manuel Belvedere, coordinador general de PAF, nos comparte su experiencia y conocimientos sobre el trabajo de la organización, sus estrategias de intervención y los desafíos que enfrentan en su labor diaria.
¿Cómo surgió PAF y cuál fue su proceso de crecimiento?
Juan (PAF): PAF nace a partir de la tragedia en Time Warp en abril de 2016. Se gestó a partir de la inquietud de cinco jóvenes que, después del incidente, sintieron la necesidad de tomar medidas preventivas. La iniciativa tomó forma a través del foro “ArgenPills”, donde la gente que suele consumir pastillas o algún tipo de sustancia, después escribe una especie de “review” de lo que tomó, de su edad y si suele consumir seguido o no. La Asociación Civil Intercambios también se involucró dentro de este foro, convocando a una reunión que marcó el comienzo de PAF. Inicialmente, nuestras acciones se limitaban a distribuir preservativos y dulces fuera de los eventos, pero gradualmente fuimos incorporándonos al interior de los boliches. Una vez que los productores entendieron de qué se trataba la movida de PAF, nos dejaron ingresar. Ahora son ellas las que nos piden estar.
¿Cuáles son las estrategias y políticas que implementan en las fiestas hoy en día?
Juan (PAF): En los eventos, desplegamos un puesto, alejado del ruido y de la gente, donde proporcionamos información sobre drogas, distribuimos alimentos y golosinas de manera gratuita, y ofrecemos recursos para la gestión de placeres, como kits para armar filtros para fumar. Es esencial que el entorno esté habilitado, se provea agua gratuita y se establezca un protocolo de acción de salud en caso de emergencia. También, sumamos el testeo de pastillas en algunas fiestas porque la gente lo pide cada vez más. Es una forma de cuidarse y más o menos saber lo que estás consumiendo. Si bien nosotros de ninguna manera promovemos el consumo de sustancias, nos enfocamos en una perspectiva de reducción de riesgos y daños. Nadie va a fiestas a querer morirse, solo quieren pasarla bien pero hay mucha desinformación y también hay muchos lugares que no están habilitados. Entonces cuando nosotros vamos a las fiestas, la gente se siente cuidada porque no juzgamos a nadie, sino que estamos ahí para contenerlos y ayudarlos. A los boliches llevamos una especie de caminantes que son voluntarios que salen a recorrer las fiestas para chequear que esté todo bien y fijarse si alguien necesita algo.
¿Cuál es el procedimiento de testeo de sustancias que realizan?
Juan (PAF): Realizamos pruebas colorimétricas utilizando reactivos específicos. La pastilla se raspa un poquito y si se le tira unas gotitas de esos reactivos. Si se pone negro, significa que hay presencia de MDMA, pero no indica la cantidad ni si hay presencia de otra sustancia. Este proceso constituye un primer paso para proporcionar a las personas información básica sobre el contenido de las sustancias que están consumiendo. Lo mejor sería tener un laboratorio especial y realmente que salga que sustancia que contiene, pero es carísimo y en las fiestas es muy difícil hacerlo.
¿Notan algún cambio en los patrones de consumo o tendencias recientes?
​
Juan (PAF): Suede mucho que cuando vamos a una fiesta, los chicos vienen con la misma pastilla porque es como una pastilla nueva que salió y que es la que más se está vendiendo. Pero el consumo va variando. Pero sí observamos que hay un aumento en la conciencia y el interés de las personas por conocer más acerca de las sustancias que consumen. Cuando se les dan las herramientas para que tengan información, la gente la utiliza.
¿Cómo se relacionan con las autoridades o entidades gubernamentales y las productoras de las fiestas?
Juan (PAF): No mantenemos una relación formal con las autoridades, pero tuvimos interacciones informales en algunas ocasiones. Nuestro enfoque principal está en la prevención y la educación en lugar de la denuncia o la penalización, pero estamos abiertos a colaborar con entidades gubernamentales que compartan nuestros objetivos de reducción de riesgos y daños. Y con respecto a las productoras, el recibimiento generalmente es de 10. Nosotros tenemos tres requisitos fundamentales: que el lugar esté habilitado, que provea de agua gratis y que haya un protocolo de salud porque por ley tienen que tener un equipo de salud dentro de la fiesta.
¿Qué desafíos enfrentan al tratar de ingresar a ciertos eventos o lugares?
Juan (PAF): Uno de los principales desafíos es el estigma asociado al reconocimiento del consumo de drogas en ciertos espacios. Muchos organizadores temen que permitir nuestra presencia implique aceptar y fomentar el consumo de sustancias. Al hacer testeos, te acusan de ser facilitador de que en el lugar se consuman sustancias y eso es algo que por alguna razón los lugares más mainstream como Mandarine o Crobar quieren tapar.
¿Notaron un aumento en el acceso a sustancias a través de plataformas como Telegram?
Juan (PAF): Sí, observamos un aumento en la disponibilidad de sustancias a través de plataformas como Telegram. Representa un desafío en términos de seguridad y calidad de los productos, ya que las personas pueden no saber exactamente qué están comprando. Además, los jóvenes lo tienen al alcance de la mano porque entras a Telegram y encontras muchísima oferta. Pero por eso nosotros abordamos la temática desde la reducción de daños y riesgos porque por más que se prohíba, la gente va a seguir consumiendo. Fomentar la ilegalidad es peor, cuánto más ilegal sea y más en la clandestinidad esté, más difícil es acceder y menos información vas a tener. Por ejemplo, en Portugal, una vez que se penalizó el uso de sustancias, bajó un montón el consumo de drogas, de sustancias y mucha más gente empezó a pedir ayuda porque se sentía menos juzgada.